Una Erasmus para Laura - Capítulo 38

SEGUNDA PARTE

SEGUNDO CUATRIMESTRE:

Diciembre-Marzo 2010/2011

1[arco(íris)]+1 Navidad+1 ecuación de sustentación de carga = x limitaciones estructurales.

   Capítulo 38

Sólo existía un asunto que preocupaba a Laura y que enturbiaba bastante toda su felicidad y, sin poderlo evitar de ninguna manera, le hacía mucho daño… A pesar de estar tremendamente agotada, sin ganas de nada por el exceso de trabajo, unas de las razones que la alentaban a seguir adelante era precisamente Paul.

Durante los días siguientes a la pelea en los que ni Paul ni John acudieron clase, todo los que sabían lo ocurrido, o sea, los chicos, trataron de evitar hablarle de lo acontecido. Laura llamó a Paul repetidas veces tras su ausencia y, aunque él le habló tan cariñoso y cercano como siempre, ella notaba que algo había pasado que no le quería decir. Él justificaba sus faltas con una gripe, pero su voz era demasiado clara y en ningún momento le había oído toser, lo que todo indicaba que era un pretexto para no decirle la verdad. La ausencia de John no aportaba mucha credibilidad tampoco a las excusas que George y Ritchie se inventaban, pero por mucha invención que le echaran al asunto sabían que, tarde o temprano, llegaría a saberse y ella conocería todo lo ocurrido. Fue por boca de Vicky Blackwell, que, a través de Bob, lo supo en poco menos de cuatro días y ya no hubo que fingir. Para Ritchie y George fue una liberación, pues se le estaban acabando la excusas. Ella simplemente no se lo podía creer cuando se lo contaron, pensaba que Vicky, quien pareció disfrutar con todo aquello, le exageraba al decírselo; pero cuando vio a los chicos en la clase de Urbanística y ellos contestaron a sus preguntas sin poder eludirlas, ella se quedó confundida y dolida porque no se lo pudieron negar. Aquella mañana en Costa Café mientras desayunaban juntos sentados a una mesa y seguían trabajando con los apuntes de Historia, no deseaban realmente cambiar impresiones personales sobre el asunto, pero tuvieron que ratificar lo que Laura ya sabía. No obstante, los dos chicos vieron a Laura tan mal con todo aquello, que acabaron por tratar de consolarla, en vez de explicarle su manera de ver el asunto.

―Tengo que ir a infografía… ―comentaba George haciendo acopio de todas las materias que había recopilado para sus compañeros ausentes―. No me veas si están dando teoría en estos días que no vienen los muy mamones.

―¡Cómo estamos poco puteados!  Ellos se putean entre sí y por ende nos putean a nosotros, además ―explicó Ritchie―. Estoy que se me caen los ojos, esta semana sólo he dormido cuatro horas cada día…