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sábado, 9 de octubre de 2010

Una Erasmus para Laura - Capítulo 12


  


Las palabras se sucedían una tras otra a lo largo del papel donde Carmen Bernal copiaba los apuntes de su hermana a toda prisa. Tenían dos horas hasta la próxima clase: Análisis de Formas Arquitectónicas, y estaban en una cafetería llamada Costa Coffee en la esquina de Gower con Torrington Place.  Era un local italiano no muy lejano a las facultades, de hecho, muy cerca del hospital universitario. El sitio gozaba de mucha fama entre los alumnos porque se podía probar un café verdaderamente sabroso y rico en aromas, cosa que a Laura entusiasmaba, aunque también le gustaba el té, pero a esa hora de la mañana, un buen café con leche entonaba el cuerpo y despejaba la mente espantando el sueño, que tan mala pasada le había jugado precisamente a ella.  La cafetería ofrecía a sus clientes entre sus peculiaridades cafeteras también una selección bastante completa de libros que se podían hojear mientras se degustaban sus extractos e infusiones. Una idea que sorprendió a las hermanas favorablemente, pues mientras se tomaban su café y un buen tentempié, disfrutaban de una de sus aficiones: los libros.
Carmen seguía escribiendo a toda prisa, necesitaba los apuntes para la siguiente clase, pues por un resfriado pasajero no había asistido en dos días a las clases en la facultad, los mismos en que se dieron esas materias sobre formas arquitectónicas, importantes para el desarrollo de la clase del día.
Laura se tomaba un sándwich y hojeaba un ejemplar de Black Beauty de Anna Sewell. Siempre le había encantado aquella historia, desde niña le gustaban mucho los caballos.  Dejaba la mente volar y recordaba momentos de su vida aquí y allá en los que se sentía muy bien con ella misma. ¿Quién iba a decirle que iba a encontrar un ejemplar de BlacK Beauty en la cafetería?  Pero tenerlo entre sus manos le traía hasta olores de mar y playa en las calurosos tardes del mes de agosto en su añorada Málaga. Eran imágenes de su segura infancia y su feliz adolescencia… su familia, algunas vacaciones en Tenerife divertidísimas jugando con las nubes en La Caldera o escribiendo sus nombres con piedras en el Valle de Ucanca en las Cañadas del Teide… Mientras paseaba su mirada por los renglones de una de las páginas del libro su mente voló en un instante a desde su niñez hasta el momento de saber que estudiarían en Londres y seguidamente y acabó pensando en la salida al cine con John. No estaba muy segura si eso era lo que quería, pero era cierto que John se mostraba muy interesado por ella y no podía creerse todo lo que oía de otras compañeras hablar de él. Desde luego que si John Lane tenía aquellos defectos de sinvergüenza, fresco e insolente, ella no los había descubierto todavía. Extraordinariamente un revoloteo misterioso en su interior la sorprendió de repente cuando pensó en él, la lluvia, el paseo bajo el paraguas, el cine, sus besos… John era un chico muy guapo y atractivo y su interés la halagaba mucho, siempre había sido simpático y amable y Laura le había devuelto las mismas atenciones, pero ella sabía algo, que John ignoraba, y que le preocupaba porque no quería lastimar a nadie. Cuando pensaba que estaba ocultando lo que estaba pasando a Vicky Backwell, no se sentía muy bien consigo misma, pero tampoco podía hacer nada para desviar la atención del chico hacia Vicky. No quería herir sus sentimientos ni que creyese que ella había tomado ventaja de sus confidencias. Era sabedora de que Vicky estaba muy enamorada de aquel joven tan brillante y elocuente, pero no era culpable de que el joven no estuviera enamorado de Vicky.
 Carmen la miraba desde hacía un rato. A Laura se le había enfriado el café que ya no humeaba desde su taza y llevaba varios minutos sin pasar una hoja del libro absorta en sus pensamientos.
―¿Todo va bien? ―le preguntó mientras se disponía a sonarse la nariz, aunque lo odiaba, tenía que expulsar los restos de su congestión nasal. Laura levantó la cabeza y se quedó mirando a su hermana sin saber de qué le hablaba.
―¿Cómo dices?
―Llevas más de un cuarto de hora ahí, entre musarañas, con la mirada perdida y la cabeza Dios sabe dónde… ¿En qué piensas?
―…En todo lo que nos está sucediendo en tan poco tiempo.
La voz de John y los chicos entrando la hicieron levantar la cabeza de los libros y buscarles. Eran ellos. El grupo Lane al completo.
―¡Hola chicas! ―las saludó Ritchie alegre acercándose a la mesa donde las dos hermanas tomaban su almuerzo―. ¿Qué tal la mañana?
―¡Fabulosa! ―rezongó Carmen―. Me duele la mano de copiar.
―Supe que has estado enferma ―se interesó George―, ¿cómo sigues?
―Mejor, ¿no me ves? Pero gracias de cualquier manera.
―¿Te voy dictando? Así te será más fácil copiar.
Carmen levantó la cabeza y miró a George con una amplia sonrisa de aceptación, asintió con la cabeza y le extendió los papeles de los apuntes para que dictara.
―Por favor ―le dijo sin dejar de escribir. Vio a George mirándola con el rabillo del ojo mientras ordenaba los papeles y una bonita sonrisa de satisfacción―. Eres muy amable, George. ¿Lo sabes?
―¡No!  ¡Qué va! ―se ruborizó él rápidamente―. Soy normal. Entre compañeros tenemos que ayudarnos. Venga déjame ver. ¿Por dónde vas?...
Carmen le señaló el sitio y George le siguió dictando.
―Hola… ―saludó Paul en general, mirando a Laura con disimulado interés.
Ella al verle se le disparó el corazón. De nuevo en la cafetería con aquel chico maravilloso que hacía que sus sueños cobraran significado. Los ojos de ambos de miraron fijamente por unos segundos en  el que Laura esbozó una sonrisa tímida salida de sus labios y una huida presta de su mirada hacia la taza de café acabaron con todo el contacto. Se sentía completamente confundida en ese instante y no quería que se lo notasen en la cara. No comprendía sus reacciones a sus pensamientos acerca de John hacía un momento y ahora al ver aparecer a Paul se desmoronaba todo el romanticismo con que recordaba la tarde de su primera salida con el otro chico. ¿Sabría Paul de todo aquello? ¿Le haría contado John algo? Ellos eran muy buenos amigos, no resultaría extraño si hablaban de esos temas entre ambos. Pero, si él lo sabía o no, ¿qué más daba? Paul no se mostraba muy interesado por ella de cualquier forma.
Entonces el contacto de la mano de John en su hombro la distrajo de sus pensamientos. Inesperadamente se sobresaltó pues de nuevo había caído en la profundidad de su mente sin darse cuenta y volvía a plantearse sus sentimientos tan confusos...

2 comentarios:

Limeña introvertida dijo...

Ajá! Laura quiere con Paul! bueno, cualquier chica querría algo con él, si fuera real, pero como que Laura es un poco obvia. Y lo de la salida no le va a caer nada bien a Jhon...

VEremos que pasa!

Klaudia Quiroga dijo...

Aquí empiezan los problemas, Laura va a acabar metida en un buen lío si no aclara pronto sus sentimientos, aunque es un poco pronto, pero ya está claro que quien le gusta de verdad es Paul y si lo que va a hacer es jugar a dos bandas aunque no prentenda tal cosa, va a tener muchos problemas sobre todo cuando Vicky se entere xD

Que las hadas y musas elijan un capítulo para ti. Con suerte te quedas a compartir esta aventura.


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