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REMES

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miércoles, 9 de marzo de 2011

Una Erasmus para Laura - Capítulo 36


Los días que siguieron a aquel extraño pero fantástico fin de semana en que estuvieron en la feria de Chorleywood, fueron los mejores desde que Laura había llegado desde España, se sentía dichosa completa, deslizándose, como en un tobogán, en un auténtico arcoíris de emociones que nunca había experimentado antes. Descubrir y recibir el amor de Paul era fantástico, La mejor experiencia de su vida, ningún chico la había tratado como él lo hacía; siempre servicial y atento a ella, siempre mostrándose completamente enamorado sin esperar nada más que besos, sonrisas y arrumacos espontáneos, unas caricias y el repiquetear de la voz de la joven diciéndole cuanto le amaba tantas veces al día como les permitiera el tiempo de ocio que compartían, el resto era para los estudios que, a medida que el mes de noviembre avanzaba, demandaron más dedicación y esfuerzo en preparación a los inminentes exámenes después de Navidad. Pero lo que le había sucedido era tan excepcional, que era inevitable que la mente le traicionara y la obligara de una manera irracional a dejarse llevar de las [1]limerentes sensaciones amorosas hacia Paul. Todo aquel cúmulo de sensaciones recíprocas era analizado por ella cada noche en su cama, cuando las luces se apagaban y sólo la luz del exterior entraba por la ventana y la habitación y se quedaba en solazada penumbra. Era el momento para las confidencias entre las chicas, desde sus camas hacían preguntas esperando respuestas idílicas para trasladarlas a sus sueños e idealizar aquellas emociones y sensaciones que Laura estaba descubriendo a casa paso en aquellos maravillosos días tras la declaración de Paul.
No se había podido contener la felicidad y la emoción, desbordada por la alegría con lo que todo estaba envuelto a su alrededor, incluso había hablado con su madre por teléfono para contarle todo. Desde la distancia la noticia no le cayó muy bien a Celia, porque se sentía incapaz de proteger a su hija, en caso de necesidad, porque quería conocer personalmente a aquel chico que le había robado el corazón y el entendimiento a su niña, del que le había contado maravillas y que salía con ella,  porque temía que pudiera hacerle daño y no estar cerca para evitarlo porque podría acabar con todos sus proyectos de futuro y todo su potencial quedar reducido a nada… Pensamientos de madres y más en la distancia, pero, prudente, felicitó a su hija sin querer alarmarla, aunque algo en su corazón le decía que una relación así no tenía muchas probabilidades de éxito, un sexto sentido la alertaba de un riesgo que Laura, por su juventud, no veía. Aunque intuía que tenía que correr sola como tantas jóvenes antes que ella. Laura habló y habló de Paul de todo lo que era, cómo era, de donde era, cómo vestía como hablaba y del arquitecto que pensaba ser… Le contó, de lo poco que conocía, acerca de su familia, de sus hermanos, de las coincidencias de  sus signos zodiacales… Al cabo de media hora Laura descubrió que sólo había estado hablando de Paul con su madre…  y de nada más.
 Para Paul estar cerca de ella significaba haber alcanzado el Nirvana, como aquél que dice… Para él no había mayor felicidad que recibir el amor de Laura de una manera tan sencilla, que le parecía increíble, sin necesidad de estar complaciéndola constantemente, de aguantar caprichos y, lo que era más importante, sin que lo llamara con aquellos ridículos motes que Jane le decía y que le sacaban de quicio. Laura era el bienestar, la perfección, el amor llevado a sus límites más insospechados. Tan intensas eran las sensaciones que le estaba  proporcionando su nueva situación personal, que todo lo que él creía podría albergar el amor correspondido de una manera tan increíble en sí podría resumirse en contemplar los ojos de su amada sin límite de tiempo. Tanto así que ni siquiera había pensado hasta entonces que nunca habían vivido su amor completamente. Asunto, que de ser Jane, habría ocurrido al segundo siguiente, como efectivamente ocurrió en su momento, buscado cualquier momento con celeridad, con ella era siempre o sí o sí… y no había vuelta de hoja, pero con Laura… Estar a su lado bastaba, mirarla a los ojos era ya el placer más inmenso imaginado, parecía increíble, pero era así. Verla, tocarla, oírla, sentirla a su alrededor significaba todo. Aunque inevitablemente cuando Paul empezó a desear ir más allá y empezó a plantearse cómo sería ese momento, cómo tratarla, cómo amarla sin límites, nada parecía ajustarse a sus deseos. Por su cabeza desfilaban infinidad de situaciones que deseaba vivir junto a ella, pero al final acababa desechándolas porque todas le parecían poca cosa para su adorada Laura. Por otra parte si todo hubiera ido mejor con John, su apartamento sería el lugar perfecto, pero no era así, y el coche era demasiado poco para ella. Además, no quería hacerle el amor en el mismo sitio donde lo había hecho con Jane infinidad de veces. Lo más seguro sería que se ofuscara con recuerdos de ella y se fuera todo al traste.  Buscaba un sitio que fuera únicamente de ellos dos, que no estuviera contaminado de otros recuerdos. ¿Su casa? Eso sí que era difícil, su hogar nunca estaba vacío, siempre había alguien, si no era Ruth, era Mike, si no, Jamila, la asistenta, si no sus padres… Encontrar un momento para que todos convergieran en asuntos que los entretuvieran fuera y tiempo libre para ellos, era harto complicado, pero no imposible… Un asunto que se podría intentar y sorprenderla de una manera inusitada; además, conllevaba un aliciente más que podría ser divertido: el ser descubiertos. Pero tampoco era eso lo que él deseaba… Pensó incluso en los sótanos de Highgate… Pero acabo diciéndose que aquel lugar debería ser parecido a un burdel o algo similar y Laura merecía el paraíso y no un sótano oscuro y subrepticio. En definitiva que no hallaba nada que se ajustase a sus demandas. Debería seguir pensando y pensando a fondo, pues deseaba tanto alcanzar ese instante que hasta se despertaba en la cama sudoroso por las noches, confundido por los sueños que creía realidad. A la luz del nuevo día las cosas se tranquilizaban, pero las bromas de Mike volvían a irritarle por sus descaradas burlas. Pero al llegar a la facultad el verdadero resplandor aparecía cuando por fin veía de nuevo a su chica y entonces todos sus problemas pasaban a un segundo lugar.
Para Paul ver a Laura cada día, sentarse a su lado en las clases, percibirla con todos sus sentidos… era una inyección de alegría inexplicable donde encontraba todos los alicientes necesarios para hacer su día grato. Los problemas en casa se acrecentaban y el silenció que se había impuesto, para librar sufrimientos a sus hermanos, le hería por dentro, aunque intentaba sobrellevarlo lo mejor que podía en un intento de evitar que fueran completamente conscientes de la irremediable agonía del matrimonio de sus padres. En Costa Café se sentaban atareados la mayoría de las mañanas y, aún estando al lado del grupo, se sumergían en sus obligaciones cada vez más complicadas, mientras intentaban tomar un desayuno y seguir trabajando sin parar con las asignaturas u ordenando sus apuntes o pasando alguno prestado de alguien… y cada vez que bebían de sus tazas, levantaban los ojos de sus libros o apuntes y se miraban intensamente. Rápidamente una sonrisa aparecía en sus rostros y una mano se alargaba para tocar la otra y sentir por unos segundos aquel roce electrizante del amor que se tenían. Después otro sorbo y el bocadito del bizcocho o la tostada que tomaban ¡Cuánto más bueno, más dulce, más sabroso sabía todo impregnado por el amor! En la biblioteca, donde el silencio era completo, casi podían oír sus respiraciones y mantener sus manos unidas, mientras leían, pudiendo percibir los latidos de sus corazones. El amor flotaba en el aire a su alrededor, eso lo apreciaban todos, hasta John, que miraba lleno de celos las manifestaciones del afecto de ambos… A veces Laura se distraía observando como Paul se frotaba los ojos, cansados de leer, después de dedicarle una mirada intensa donde no se necesitaban palabras para saber qué pensaba. O se quedaba mirándole sujetándose la frente en una mano, mientras, con  la extraña postura que adoptaba al escribir por ser zurdo, el bolígrafo corría por delante de la mano, como si la mano persiguiera al boli en vez de guiarlo entre las letras del texto que construía. Laura sonreía, le parecía divertido. Cuando la oía Paul, la miraba y se reía encogiéndose de hombros como diciéndole que era inevitable y que no sabía hacerlo de otra manera, y ella se reía más, al final les llamaban la atención por molestar o el grupo de al lado siseaba reclamando silencio y no era la primera vez que se salían un momento de la biblioteca para dar rienda suelta a su risa.
Su sonrisa: para Paul era la luz interior que le impulsaba a amarla más si cabía. Día a día empezaba a adorar sus metódicos actos, cómo abría las carpetas o disponía los rotring, cómo movía las hojas de los apuntes o dejaba el estuche con sus utensilios cerca del montón de libros, que había buscado antes entre los estantes, para consultarlos o aquel simple pero simpático movimiento de sus labios apretados mientras escribía concentrada o hacía cálculos matemáticos. Al final de uno de sus blocs Paul había dejado unas páginas donde estaba haciendo una lista, en ella escribía cada día todos esos detalles que convertían a Laura en una persona especial y distinta al resto, desde que la conoció su vida había sido diferente por ella y sabía que él, todo él, había empezado a depender de esas cualidades que hacían a Laura un ser único. Día a día la lista crecía de la misma manera que crecía su amor por la más singular de las chicas que jamás había conocido.
Él no lo sabía, pero Laura hacía algo parecido con el fin de leerlo al final de la jornada. Remarcaba una cualidad de Paul, la más notable del día, y la apuntaba en una cuartilla que después guardaba en una caja con la intención de encuadernarlas cuando tuviera las suficientes como para hacer un buen librito. Al final del día se deleitaba en esas cualidades reviviendo el instante, cuando ya estaba calentita dentro de su cama y a media luz en su habitación, después del momento de las confidencias. Su mente volaba libre pensando sólo en él, el último pensamiento del día. Miraba la foto, que tomaron un día en el parque Tavistock y que llevaba en la pantalla móvil, cada noche la besaba repetidas veces antes de activar la alarma del despertador y dejarlo sobre la mesilla de noche.  Un momento después, al volverse, arropándose arrebujada entre la ropa de la cama, sonreía al cerrar sus ojos con la imagen de la felicidad en ellos.  Casi todas las mañanas el primer recuerdo era para él, y después las preocupaciones por las materias, había ocasiones que se levantaba con una idea fija en tal o cual trabajo o por las complicaciones de cálculos para proyectar los planos que diseñaba en ese instante o simplemente porque se encontraba en esos días y las hormonas la ponían melancólica pensando en su hogar, en su familia y con deseos de volver a ver a todos.  Aunque sólo fuera por un segundo, porque inmediatamente el recuerdo e Paul aparecía en su mente y todo lo demás comenzaba a carecer de importancia. Sólo él brillaba con luz propia, la que el muchacho irradiaba en el corazón de la joven que estaba perdidamente enamorada de él.
Al abrir el ordenador por las mañanas y consultar su correo lo primero que se encontraba era el primer mensaje del día. Un e-mail de él, enviado a última hora de la noche, donde podía ver:



       
[1]Limerente (Adj.) Y éste de Limerencia (Sust.) (del inglés Limerence) Nombre propuesto por la psicóloga  Dorothy Tennov para el fenómeno emocional cognitivo involuntario producido y vinculado al enamoramiento.

4 comentarios:

JUANMA dijo...

Al fin me dejo comentar y da gusto ser el primero jeje. Me ha encantado el capitulo,sigue asi porque tu lo vales, eres la Messi de la escritura pero en vez del balon de oro te otorgaria el libro de oro.mil besos

Anónimo dijo...

oooh!! Ha sido muy bonito, lo único que me da un poco de penuja John. Cuando se le saltaban las lágrimas se me ha puesto una carilla XDD
Al final el problema va a ser que vuelva a españa, ainnssss por qué será todo tan dificil??.
Mr. Zapater XDD Muy bueno.
Esperamos que la sombra de Jane desaparezca poco a poco ^^Muy bien escrito, me ha encantado. Un besazo enooorme!!
(Esperando el next) ;P

trinuléh dijo...

Cariño!! me ha encantado el capítulo :D se me ha hecho muy corto y como de costumbre me he quedado con ganas de más, así que solo me queda esperar que vuelvas pronto de Turquía y escribas el siguiente capítulo..
En cuanto a mis comentarios sobre lo que has escrito (que yo sé que te encantan...) decir que John en realidad me está dando un poquito de pena, así que a ver si le buscas una novia pronto y se le pasan los malos humos hacia Paul y la pena por haber perdido a Laura, que por mucho que diga que la quiere creo que no la quiere tanto como Paul...
Vicky... ella va a quedar fuera del grupo de estudio seguro, porque entró en el porque Laura se lo pidió a John, y tal y como están ahora mismo las cosas entre ambos no me extrañaría nada que la echara... sinceramente en una situación de despecho creo que yo misma haría lo mismo...
En cuanto a la vuelta de Laura a España, creo que Paul debería dejarla de lado un poco y pensar en el presente... ni siquiera es navidad por lo que aún faltan algunos meses para que ese momento llegue...
Y a lo que ha dicho Esthervampire sobre Jane... estoy segura de que va a estar ahí más tiempo del que todos pensamos y queremos... me da a mí que Jane tiene mucho que hacer todavía, y ni siquiera sabemos si ya sabe que Paul está con Laura...
En fin, que voy dejando el rollo ya, que creo que me estoy pasando... pero es para que luego te quejes de que no dejo buenos comentarios!!
Un besillo ;D

Delia Lozano dijo...

¿Qué decirte?,me ha gustado mucho, pero eso no es nuevo.Me encanta ver el amor tan puro que se tienen Paul y Laura.John,me da mucha pena pues su alma está desgarrada por su fracaso amoroso.Y para colmo los ha de ver todos los dias.Espero que pronto encuentre un amor que le quite las ganas de benganza, pues si no es así, acabará haciendo daño con sus comentarios.Y bueno, aquí quedo esperando tu regreso de Turquia,y cómo no, el próximo capítulo.

Que las hadas y musas elijan un capítulo para ti. Con suerte te quedas a compartir esta aventura.


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