Queridos amigos y seguidores con mucha alegría os tengo que comunicar que el pasado 17 de Diciembre
mi relato SUEÑOS Y RECUERDOS DE CÓRDOBA fue premiado por
el Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad de Córdoba
con el segundo premio del 6º Certamen Literario
"CÓRDOBA PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD"
Aquí os dejo unas fotos del momento para que lo disfrutéis conmigo.
Fue un día memorable que recordaré toda mi vida. Mi primer premio literario.
El año no podía acabar mejor.
Este es el diploma que me entregaron además de cuatrocientos euros en metálico, un lote de libros de la ciudad y una taza conmemorativa.
Aquí posamos para los medios con algunos de los niños que fueron premiados también en la modalidad de Artes Plásticas.
Con mi marido mientras esperaba.
La sala donde estamos es una sala muy importante del Alcázar de los Reyes en Córdoba.
Se llama la sala de los Mosaicos (todos romanos genuinos)
En esta sala fue donde Cristóbal Colón se entrevistó con la Reina Isabel I de Castilla exponiéndole sus ideas de un viaje hasta las Indias con una nueva ruta.
El descubrimiento de América se fraguó en esta sala.
Las autoridades dan sus discursos.
Y empiezan a nombrar a los ganadores...
Llega mi turno...
Me entregan el diploma... ¡Qué ilusión y qué nervios...!
Ya lo tengo en mis manos.
No tengo que decir que estaba feliz.
Este señor es el primer premio.
Sin duda, MUY FELIZ
Con mi hermana y mi marido al final del acto.
Ahora os dejo con el relato premiado, espero que os guste.
"Sueños y Recuerdos de Córdoba"
"Sueños y Recuerdos de Córdoba"
Todavía cierro los ojos y cuando pienso en Córdoba, veo mis pequeños
pies en sus botitas de piel marrón dando
pequeños pasos de la mano de mi padre por la Calle San Fernando bajando desde
el Arco del Portillo, camino de la Cruz del Rastro, en busca del Guadalquivir.
Los adoquines de la calzada se me hacen incómodos, infinitos pero perfectamente
colocados, haciéndome pensar siempre en quien gastaría tanto tiempo y paciencia
en colocar aquellas piedras con tanto primor… La cita, en el Puente Romano, que
desde mi corta estatura me parecía más grande y más largo que nunca. Y la
Calahorra al fondo, una torre de cuento de hadas, en donde, mi fantasía infantil,
veía princesas encerradas. Una crecida del río me llevó hasta allí de la mano
de mi padre, juntos bajamos hasta la ribera, al lado del puente, después de que
las aguas descendieran y me fotografió. Pero yo no dejaba de sentirme
intimidada por el enorme arco de definía el ojo del viaducto sobre mi cabeza
con apenas cuatro años cumplidos, en medio de lo que me parecía una inmensidad,
sobre aquella isleta de tierra donde mi padre me colocó para hacer la
fotografía… Tierra cordobesa. Aún guardo esas fotos, pero mejor guardo la
memoria, que es un gran tesoro para mí. Todo ello forma parte de mis primeros
recuerdos de Córdoba, la que me vio nacer, donde mis ojos vieron la luz, esa
luz tan especial y esplendorosa que la llena singularmente, que ilumina sus
calles, sus plazas, sus callejones, sus edificios y monumentos, sus muros y sus
viejas piedras. Luz que es sin igual faro de sabiduría igualmente y que nos
legó en su Historia. Todo está lleno de ese fulgor especial que tiene Córdoba,
porque desde la noche de los tiempos agua, fuego, gas y tierra, surgidos del
cosmos, reunieron esos dones especiales para señalarla en la geografía del
planeta como un lugar favorecido y elegido para brillar con luz propia en los
anales de la humanidad. Haciéndola emerger como una singular perla de las
profundidades abisales de un convulso mundo en formación para ser iluminada por
un sol que fijó el resplandor con el que había sido tocada. Fue escogida por
los dioses como un lugar exclusivo, regalada de particular energía telúrica que
la convirtió en especial. Así Córdoba aparece en la Historia para convertirse
en inmortal. No en vano es patrimonio de la humanidad, no podría ser de otra
manera. No hay otro lugar donde hayan convergido tantas culturas, tanto arte,
tanto saber, tanta concordia, tanta armonía, tanto salero, tanta belleza… Instituida,
construida, asediada, destruida, reconstruida… Córdoba aparece y permanece como
ese lugar especial destinado por derecho a ser centro de culto y deseo de todo
aquel que posó sus pies sobre ella.
Desde que Roma la fundó y la distinguió
como capital de la Baetica en la
Hispania Ulterior, Córduba, pletórica,
presume del vergel de su Sierra Morena y del sinuoso cauce de su río, “El
Grande”, del cual el serpenteante transcurrir de su vertiente hace pensar que
el agua hace curvas y contra-curvas, queriendo retener el momento de la
partida, negándose a abandónala en su camino hacia el mar, Córdoba entra en los
anales de la historia por la puerta grande, siendo cuna de insignes pensadores,
oradores y poetas; loada por la sangre patricia que se aposentó en su suelo. Un
sepulcro romano de mármol blanco descubierto por mis compañeras y yo en
nuestras secretas correrías por los jardines de las monjas en nuestro colegio
de Santa Victoria, cuya cúpula es punto de referencia para el viajero que llega a sus umbrales; me hizo comprender, al
final de mi infancia, que pisaba tierra excelsa. Y cuando veo las columnas del
templo romano de la calle Claudio Marcelo, un orgullo profundo me palpita
interiormente y pienso que mis ojos se posan donde los ojos de tantos hombres y
mujeres se posaron e imagino una ciudad diferente, unas calles muy distintas,
pero un mismo sentir. Es ese cosquilleo de profunda satisfacción por ser una
privilegiada más que puede mirar las huellas que ese grandioso pueblo, que fue
Roma, dejó tras su paso, al poner los cimientos de la grandeza de mi patria
chica.
¿Quién no ha olido las flores del Alcázar
en Mayo? ¿Quién no ha paseado por sus jardines y ha disfrutado de la belleza de
ese edén en el corazón de la ciudad, oyendo el curso del río y, como yo, que
tuve la suerte de escuchar el crujir de la noria que engalana nuestro blasón? ¿Quién
no se ha embelesado con el rumor de los chorros de agua de sus estanques que,
al caer, dibujan esas ondas concéntricas que nos llaman a hipnótico recuerdo de
ese capitalismo que supuso el momento más puntual, cuando Córdoba fue grande
entre las grandes, cardinal enclave de la Europa del Medievo? ¿Quién no se ha impregnado de ese profundo
aroma de jazmines y azahares, de dama de noche y nardos que se convierten en
los perfumes de mi ciudad cuando llega la primavera? Sus patios en mayo son
reflejo del paraíso, son aroma y armonía, arcoíris en macetas de barro, variopintas
cascadas florales colgadas de paredes encaladas en los atrios de viejas y
nuevas casas que conservan la tradición de generaciones. Imaginándomelos llego
a sentarme en el Patio de los Naranjos disfrutando de la calidez del descanso
tras un profundo paseo por la Judería, laberinto de estrechas calles llenas de
encanto, plenas de historias protagonizadas por miles de vidas anónimas que
integran su tradición. Simbolizan una fusión en mi espíritu que se engrandece
al sentirlas mías, como cordobesa que soy. Sin olvidar el encuentro obligado
con el viejo Zoco, enclave que fue de comerciantes, mercaderes y compradores que
cruzaron sus ofertas e hicieron sus ventas en un hecho que continua en sus
mercados más típicos. Recuerdo, cuando de chica, iba con mi madre a la Plaza de
la Corredera, única en Andalucía, y bajábamos al mercado de su sótano a hacer
la compra o íbamos entre sus arcos buscando otros puestos que ofrecían sus
productos a todos los transeúntes. ¡Qué tiempos aquellos tan lejanos ya! Pero
tan genuinos y típicos a mis sentidos. Pasar por la Sinagoga y por la Plaza del
Museo Arqueológico, donde se conservan las verdaderas reliquias del transcurrir
del tiempo por sus lares. Igual que si contemplo la puerta del Perdón, algo que para mí es único. Sé
que me lleva a la entrada de la Mezquita-Catedral donde me pierdo en mis
profundas sensaciones de insondable admiración y fervor, ofreciéndole profundo homenaje
desde mi simple persona que pisa donde pisaron los grandes, que mira donde sus
ojos vieron, que toca donde sus manos tocaron y respira el mismo ambiente llenando
mi pecho de orgullo de ser cordobesa. Todo supone una aventura hacia mis
sentimientos más profundos y, abrazada a una de sus columnas, siento fluir
desde ella la energía que le confiere la impregnación de la fe de esa insigne casa
de oración al Dios de la Creación, joya única en todo el orbe… Y vuelvo a
sentirme orgullosa por ser parte de ella, fragmento de esa gloría insigne que
le dio Córdoba a Al-Andalus, cuando las tres culturas convivían entre las
mismas murallas que guarecían a la perla del califato, entretanto se escribirán páginas con tinta
aurea de gloria y esplendor firmadas por nombres que nuestro saber guarda como
los hacedores de un tiempo en que Córdoba se hizo indefectiblemente admirada,
enaltecida e inmortal: Abderramán, Hixen, Alhaken, Almanzor, Averroes, Ibn
Hazn, Ziryab, Hasday Ibn Saprut, Maimónides… Y un nombre de mujer… Azahara.
Aún
siendo niña, no más de siete u ocho años, una excursión del colegio nos llevó andando
hasta Medina Azahara. Para mí entonces unas ruinas que parecían estar en los
confines del mundo, miles de piedras sucias, rotas y oscurecidas por el paso
del tiempo, dispuestas sobre el suelo en un intento de hacer coincidir sus
dibujos; árboles, tierra, más piedras, unos arcos derruidos y nada más. Pero
con el devenir de los años ese lugar resultó ser mágico. Paseando con mi marido
por los entornos de la Ciudad Áulica percibí aromas y presencias de su pasado
de esplendor. Sentí en mi propia piel la caricia de sus aires que trajeron a mi
mente imágenes casi oníricas de maravillosa belleza, me vi envuelta en aquel
sueño y llevada a aquel tiempo, pudiendo contemplar la grandiosidad de aquélla
que fue noticia hasta en los confines de Bizancio como la joya del califato. No
me extraña que a Al–Nasir le gustara
deslumbrar a sus visitantes. ¿Quién hubiera podido ser uno de ellos para ver
cono ojos físicos aquel despliegue de grandeza y saber del renombre de mi
Córdoba? Aunque ahora lo sienta en el alma. Me vi, no obstante, en mi sueño, caminando
entre las paredes del Salón Rico, que se mostraba ante mis ojos lleno de suntuosidad; acariciaba mis sentidos el murmullo
del agua en las fuentes en su exedra y al levantar mis ojos vi techumbres de suntuosos
artesonados y paredes recubiertas de yeserías repletas de atauriques, que no
eran extraños a mi memoria, ahora áureos y resplandecientes ornados con gemas
preciosas. Las arcadas sostenidas por fustes de mármol negro y rosa veteado,
sobre capiteles y cimacios labrados por los más expertos alarifes cordobeses, quienes
repitieron con primor exacto las arquerías con dovelas bicrómicas, como en
la Gran Mezquita Aljama de la capital. Arcos
cubiertos por etéreos velos de seda que me envolvieron sublimando mis
ensoñaciones, llevándolas hasta el punto de tornarse tan inexplicables, que las
palabras se quedan parcas, para describir tanta belleza. Madinat-Al-Zahra. A donde siempre me gusta volver, porque entre sus
ruinas me siento presa de añoranza y misterio, que a veces se me antoja
sobrenatural. Es como si sintiera a todos ellos, quienes vivieron su nobleza, acompañarme en mi pasear y mostrarme los
lugares que habitaron. Por eso digo que es mágica. Como mágico es el embrujo
que atrapa al visitante y lo subyuga a su hermosura, a su historia y a su
presente, porque no existe lugar como Córdoba, donde pasado y presente estén más
unidos.
De
pie ante sus monumentos no se puede sentir nada más una profunda admiración que
lleva a la evocación del pasado glorioso de nuestro sin igual patrimonio
artístico y cultural, porque Córdoba es tierra de artesanos, poetas y pintores
¿Quién no siente una emoción especial al ver los cuadros de Romero de Torres?
¿No dejan una cálida muestra de la intimidad de Córdoba, de sus beldades y su
lindura? Y al salir a la Plaza del Potro, llenos los ojos de donosura, ¿no es
como si siempre hubiésemos conocido esos profundos secretos de nuestra vieja y amada Córdoba?
Y cuando se vive lejos de ella. ¡Cómo se
añora su judería! Un paseo por sus avenidas, subir por la calle de Cruz Conde
hasta Las Tendillas, sentarse en los Jardines de la Victoria o pasar por el Arco de la Mal Muerta. Visitar el
Alcázar, andar por la Puerta de Sevilla junto a la Muralla, Entrar en sus
típicos mesones o en sus muchas iglesias, sentir el olor a incienso en la
cuesta del Bailío, oír el cauce del rio transcurrir… Todo es pura añoranza por
aquella que me vio nacer, donde mi infancia transcurre subiendo la escalera
empedrada de la Cuesta de Luján en busca de mi colegio. Y cuando regreso a ella
veo al Arcángel custodiar, de pie, en su pedestal, a mi bien amada ciudad.
Porque El Custodio siempre espera al viajero que a ella se acerca, para decirle
que no se marche sin llevarse en el corazón el mejor recuerdo de Córdoba, que
es, por supuesto, la emoción que invade los corazones de todos los bienhallados
en sus calles que la visitan por primera vez, sin duda, llevados por querer saber qué significa eso de
Patrimonio de la Humanidad. Si acaso por aquello que Luis de Gongora le cantó “¡Oh siempre gloriosa patria mía, tanto por
plumas cuanto por espadas!” Y es que
Ella es más que eso. Al marcharse todos
comprenden que Córdoba, además, es y será el lugar donde La Historia anda de la
mano de La Gloria, El Duende, El Hechizo y El Saber de nuestra madre Andalucía.
Espero que os haya gustado. Ahora me despido no sin deciros que pronto haré una entrada para contaros todo lo que está sucediendo con
"UNA ERASMUS PARA LAURA".
"UNA ERASMUS PARA LAURA".
Son muy buenas noticias además os adelantaré algo sobre la nueva historia que ocupará esta página.
Un beso para todos.
Os dejo con unas imágenes de la que sólo junto a otras doce ciudades en el mundo es Patrimonio de la Humanidad.
CÓRDOBA
Mihrab (interior del a Mezquita Catedral)
Vista Nocturna del Puente romano y la Mezquita Catedral
Torre de la Catedral y Patio de los Naranjos
Catedral (Mezquita-Aljama) y Puente Romano
Ruinas romanas de Claudio Marcelo
Interior de la Mezquita Catedral.
Fachada de la iglesia del Colegio Santa Victoria (Madres Escolapias)
Mi Alma Mater
Interior de la Iglesia del Colegio Santa Victoria.Mi Alma Mater
Plaza de las Tendillas y monumento al Gran Capitán.
(Madinat-al-Zahra)
Ruinas de la Ciudad Palatina de Medina Azahara
Salón del Gobierno de Abderramán III
Salón del Gobierno
9 comentarios:
Madre mía!! Normal que te hayan dado el segundo, pero debieron darte el primero. Lo has descrito todo genial, con qué palabras... y las fotos... preciosas!! Y tú feliz son de las mejores instantáneas que se han podido hacer jaja!!! Un besito y esperando noticias. Besos de.. Turrón ;) Guapa!
Felicidades Laurita! ^^
Sigo sin conseguir entrar en tuenti en mi ordenador así que te digo por aquí que no recibí el correo, reenvíamelo prontillo para comentarte (:
En cuanto a mí... Bueno en mi blog hay una nueva entrada pero creo que me he desacostumbrado de escribir (sí, por raro que suene... xD)
Bueno, bueno... vaya sorpresa buena que nos has dado. Enhorabuena de todo corazón. Me han encantado las fotos, el relato... todo, y me alegra muchísimo que compartas este momento, que es tu momento, con todos nosotros. Te lo mereces. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea, y esperamos que sigas dándonos alegrías como ésta.
http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Mira que me gusta la historia de Al-Andalus, pero como leonesa que soy no puedo evitar sentir cierto rencor hacia Almanzor por derribar las murallas que rodeaban las ciudad de León en el siglo VII (si no me equivoco xD) o por ahí.
Tu relato ha sido como un paseo, un paseo lleno de pasión y admiración hacia una de las ciudades que más belleza contempla entre sus calles. Precioso :) y muy merecido el premio ^^.
Muchas, muchas, muchas felicidades ^o^
O sea me ha encantado ¡HOLA! ¡SI SOY YO! Comento muy poco en el blog, lo sé, por eso aprovecho que estoy malita para bloggear un rato.
Me alegro muchísimo de que ganaras y las fotos son preciosas... ¡Qué pena no estar el día 27! jolines sino me hubiera pillado el día y me bajo andando, bueno no que tardo mucho, en cohete jeje... Te lo recuerdo por aquí QUIERO 2 EJEMPLARES EH??? dedicados eh???
Un besazo y disfruta
Acabo de releer tu escrito sobre nuestra Córdoba y por más dicho que esté,siempre emociona, precioso hermana, el año próximo a por el primer premio que tu puedes hacerlo.Éste relato es precioso,pero seguro que lo mejoras.Bss.
HOlaaaaaaaaaaa, que la anterior soy yo tu hermana, que seme ha olvidado poner el nombre, bueno ahora lo pongo. besitossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
Siento no haberme podido pasar antes. Madre mía, si que hay fotos!!! XDD Se te ve tan guapa y felíz =D Muchas felicidades, sin duda ha sido muy bonito e intenso. La forma en que describes los lugares es tan profunda, tan tuya XDd Me encanta, creo que deberías haber ganado el primer premio, porque caminar entre otros tiempos de tu mano es un privilegio y el escrito una maravilla, muy hermoso!! =D Me ha encantado, gracias por acompañarlo de tfotos d ealgunos lugares, yo no he estado en Córdoba, pero ahora me pasa como cuando leo a Ruíz Zafón, que tengo ganas de ir y ver cómo es XDd Un besote enorme y muchas felicidades, por el premio y por la pronta publicación de nuestra adorada Laura y su Erasmus ^.^
Besotes!!
Que tal ?? vaya consegui encontrar a una de las premiadas FELICIDADES me encantó tu relato .......soy Ela, la de la mencion especial, la del vestido negro y blanco .. te va a llegar con otro nombre el comentario, pero tu sabes nos ponemos a escribir y seudónimos diferentes ...
Es otro relato lo de " Un erasmus para Laura " ??
Puedo cogerte alguna de las fotos de Cordoba ??
Las del premio las tenemos iguales ... sabes que aun no editan el libro ?? tienen varios presupuestos pero estamos sin concejal ... ya sabes, las cosas de palacio, van despacio ..
espero vernos por aqui ...
Un beso ..
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