Distracciones, desvelos e impaciencias
Aquella noche a Sara le costó coger el sueño.
No podía dejar de pensar en lo sucedido y en quien podría haber sido el que,
traicionando la confianza de Hidalgo, reveló el asunto del descubrimiento del
escrito de Abū Abdallāh ben Abī ʿĪsā,
el imán de la mezquita de la ciudad áulica. Por más que quería razonar una
respuesta lógica, nada de lo que pensaba encajaba con el suficiente juicio para
explicar alguna de las ideas que le rondaban la cabeza, incluso se sintió mezquina
cuando sospechó de alguno de sus compañeros, pero al segundo siguiente ya se
estaba reprobándose su conducta, pues era del todo ilógico que alguno de ellos
hubiera sido, puesto que, de descubrirse, se jugaba el aprobado en la
asignatura que les impartía el profesor
Hidalgo.