La
sombra de la impunidad (septiembre de
2011)
El autobús subía despacio por La Route de la
Fountain, dejó atrás una gran iglesia,
cuya torre le recordó a Muamar a una que aparecía en una película que vio en
una ocasión, hacía ya años, en casa de su tío abuelo al-Hamil en Trípoli. La
edificación estaba rodeada por el cementerio local y las tumbas estaban a
simple vista, separadas de la calzada solamente por una tapia baja, que desde
el autobús, no impedía la contemplación del camposanto. El reloj de la torre
marcaba las 8:40 y el sol ya brillaba
alto. El chófer al final de la
calle giró a la izquierda y detuvo el autobús en una minúscula placita al lado
de unos coches que esperaban estacionados allí mismo. Acababan de llegar a Saint
André de Seignanx, un pueblecito muy pequeño en la zona de Aquitania, no muy
lejos de Bayona, al suroeste de Francia.
Un lugar bastante perdido en el mapa galo.