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REMES

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Red mundial de escritores en español

jueves, 22 de septiembre de 2011

Una Erasmus para Laura - Capítulo 56



Habían salido muy temprano al amanecer, aunque el viaje hasta Salisbury, una ciudad situada al Suroeste de Inglaterra en la confluencia de cinco ríos que transcurren por un condado llamado Wiltshire, no tomaba más de dos horas desde Londres. Paul quería llegar pronto para instalarse con tranquilidad y aprovechar a fondo la mañana. Además de Laura, iban en su coche Vicky, Ritchie y Lourdes. John había decidido no salir tan pronto, detestaba madrugar tanto y llegaría obviamente más tarde. George, Carmen y Daphne viajarían con él, mientras que el resto del grupo, o sea, Bob y Alice, habían decidido ir en tren. La noche de antes  John dejó muy claro que no quería a Vicky Blackwell en su coche y Laura se había encargado de convencer a  la chica  para que fuera en el Mini con ellos y esperara la llegada de John mientras colocaba sus cosas, como si fuera una especie de sorpresa para el chico. Aunque le costó un poco hacerla comprender aquello de la sorpresa. Sólo la certeza de que ella tenía una de verdad para John, hizo que accediera a ir en el coche de Paul y esperar su llegada.
Laura le sostenía la puerta y pensaba que si Vicky empezaba a hacer preguntas llegaría al fondo de que todo aquello no era nada más que una excusa para convencerla de que fuera con ellos. Suspiró haciéndose la pensativa adoptando una postura de agrado para comentarle:
―No lo sabrás nunca si no estás allí para cuando llegue ―precisó mirándola de una manera muy sugerente indicándole que haría lo correcto entrando en el coche―. Ya sabes cómo es John… No se aguanta con sus manías y sabes también que últimamente por las mañanas no está de muy buen talante que digamos… Así que mejor dejas que desfogue sus malos humos conduciendo durante el viaje y así cuando llegue a Salisbury ya irá más calmado.
Vicky pareció pensativa de nuevo. Laura temía que se echara atrás y decidiera que quería ir con él. Lo que Vicky no sabía era que si tomaba esa opción tendría que ir en tren.
―Está bien…―asintió entrando en la parte trasera del vehículo―. Eso que dices tiene su lógica. Además tengo una grata sorpresa para él. Será una correspondencia de estupendas sensaciones…
Laura suspiró relajándose, subiéndose inmediatamente detrás de Vicky.  Intercambió miradas con Paul que ya había puesto en marcha el motor.
―¿Nos vamos ya? ―inquirió el chico.
Laura asintió con un gesto.
 Eran las 8:00, acababan de llegar a Southampton y Paul estaba dando vueltas a una rotonda buscando las señales indicadoras, había estado buscando el GPS de su padre, pero ni en su despacho ni en el dormitorio, ni en la sala de lectura lo había encontrado; así que consultó la ruta en Google antes de salir y tomó la más larga, pero con menos peajes y así le resultaría menos gravosa y sin tantas paradas.
―Creo recordar que ponía tomar la salida hacia Basset Green Road y seguir hacia Swaythling… ―decía el chico mientras iniciaba la segunda vuelta.
―Winchester… Centro Ciudad. Cementerio. Aeropuerto… ―decía Laura mientras leía las señales indicativas a Paul―. Parece que ninguno muestra que dirección debemos tomar… ―siguieron volteando la rotonda y Laura leyendo las nuevas señales que encontraban a su paso―. Centro ciudad, puerto, paseo marítimo, muelle este… Esas señales indican el camino a seguir dentro de la ciudad. ¿Nos hemos perdido?
―Daremos otra vuelta… ―sugirió Paul girando el volante para tomar de nuevo la rotonda.
―Ten cuidado avisa de radares más adelante… Aunque para eso tendremos que dejar de dar vueltas como un carrusel en esta rotonda. ¡Qué mareo!
―Estamos un poco despistados, chicos… ―suspiró Paul desorientado―. Tendré que consultar el mapa.
―Lo que viene a significar en idioma ordinario… ¡Que nos hemos perdido! ―completó Ritchie con su humor de siempre vociferando la última parte de la frase… por lo de ordinario―. ¿Os parece que paremos a descansar un rato? A ver si estirando las piernas se estira la mente y nos despertamos de una vez. Paul y yo consultaremos el navegador del móvil a ver si podemos salir de aquí.  Venga bro, apártate a un lado y lo miramos en un momento, que ya me empiezo a sentir atontado de tanto dar vueltas.
―¡Sí! ―exclamó Vicky llevándose las manos a la boca conteniendo una arcada―. Para, Paul, por favor y déjame salir o pondré tu coche hecho una pena…  Yo también estoy mareada… ¡Creo que voy a vomitar! ―los urgió por salir de prisa del coche.
Paul salió de la rotonda y paró rápidamente pensando que Vicky le iba pringar el coche de vomiteras y se apeó a toda prisa para dejar que ella bajara. La chica corrió hasta acercarse a un árbol donde se apoyó para devolver todo el desayuno que había tomado. Laura y Lourdes se acercaron tras ella, para prestarle un poco de ayuda con una botella de agua que habían comprado en la estación de servicio, cuando repostaron antes de salir de Londres, pero Vicky no la aceptó, siguió dando arcadas y vomitando líquidos un rato. Laura se sintió apurada de verla, pues se estaba deshaciendo en náuseas y ya no arrojaba nada, pues poco podía arrojar desde su estómago después de lo que había devuelto...

sábado, 10 de septiembre de 2011

Una Erasmus para Laura - Capítulo 55


La Navidad no se presentaba de lo más feliz, como se cantaba en la típica canción, en casa de los McClellan, pues aquella mañana había explotado la bomba que Paul había estado temiéndose durante todo aquel tiempo desde que supo de las infidelidades de su padre. Al fin había sucedido lo que más le había inquietado y eso, junto a la falta de Laura, lo habían sumido en un tristeza muy particular, pues avivada por los acontecimientos, todo carecía de importancia, ni el “espíritu navideño”, que se encontraba por todas las partes, podían levantarle los ánimos.
Después de la noche de la cena de empresa, la presentación de la maqueta y el proyecto ideado por Laura Bernal y la tarde en la que acudieron al teatro de la RADA para ver a su hija Ruth, James McClellan había dado por concluidos sus compromisos de cara a  su familia. Había decidido abandonar el hogar y marcharse a vivir con Lydia Reynolds, quien parecía haber ganado la partida a Pat por el momento. Una tremenda discusión con su esposa, en la que no se recataron, como en otras ocasiones, metiéndose en su dormitorio para que sus hijos no les escucharan, había disparado el momento de la sinceridad y se dijeron a la cara todo aquello que no se habían dicho nunca. Los gritos, las descalificaciones y los reproches volaron de un lado para otro, haciendo diana en sus mismos ejecutores como dagas voladoras que buscaban el centro del corazón del otro para cumplir su cometido. Pat no podía más, escuchar tantas palabras vacías de parte de su esposo, no le entraba en la cabeza… El nivel fue subiendo y subiendo hasta que histérica le gritó:
―¡Márchate, Jim!  ―vociferó desgañitada sosteniéndose las sienes con las manos―.  ¡Márchate de una maldita vez y deja de martirizarme de esta manera tan cruel! Ya no me quieres, ya no me soportas, te parezco anticuada mentalmente y estoy lo que se dice en argot de tu nuevo capricho pasada de moda, ¿no? ―le recriminó con la respiración alterada, la cabeza le iba a reventar―. Pues, ¡márchate!
Jim la miró serio al escucharla, no le contestó con otro envite de quejas rayanas en la completa decepción, se tomó su tiempo, caminó de un lado para otro atravesando el dormitorio de izquierda a derecha, tal vez pensando en una contestación absoluta, tal vez dirimiendo las posibilidades de un decisión que no había sido capaz de tomar antes, tal vez sopesando los pros y los contras de tomarle a Pat la palabra y quitarse un peso de encima.  Un peso de encima… ¿Era eso lo que significaba su familia para él? No, ése no había sido un pensamiento demasiado acertado.  Al segundo de pasar por su cabeza ya estaba arrepentido de haberlo formulado. Su familia era todo para él. Ni siquiera se había planteado el tema de un divorcio, ni una separación. No sabía cómo Pat se había enterado de aquello y cómo había sido capaz de contárselo a Paul. Pero lo cierto era que lo habían sabido desde hacía mucho tiempo...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Avalancha de Preimos

   Hola amig@s, me han vuelto a premiar, pero en esta ocasión no es sólo un premio... No, no, no...
Es una avalancha de premios que no sé que hacer con ellos en este momento en que estoy trabajando duramente acabando la historia de Laura para enviarla ya a la editorial...
No resulta nada fácil darle un fin a una historia con la que te relacionas tan íntimamente durante tanto tiempo, y mucho menos complacer a todo el mundo, porque supongo que habrá preferencias... Así que me atrevo a preguntaros que esperáis del final. De esta manera me resultará más fácil enfocarlo de una forma que complazca a la mayoría. 
La historia de Laura puede tener muchos finales, pero sólo uno acertado y, habida cuenta de que en la estadística la pregunta sobre una segunda parte va ganado en votos sobre las otras, me planteo seriamente en efectuarla, por lo que el final debe estar directamente ligado al principio de esa hipotética (de momento) segunda parte.
Bien, no me enrollo que me conozco... 
¡Los Premios! Hablábamos de los premios. Pues bien... El primero de ellos:

PREMIO GRACIAS POR SEGUIRME.
Otorgado desde el blog de  mi queridísima Esthervampire. http://invasion-z.blogspot.com Una estupenda narradora de relatos zombies y me imagino que de cualquier cosa que se proponga crear. Me encanta como lo hace y eso que a mi nunca me gustaron los relartos de ese tipo, pero con Esther voy a acabar adorándolos.
Ella es una de mis seguidoras "number one"
Le doy las gracias por entregármelo y le pido que me disculpe lo sucinta que voy a ser, pero tengo mucha prisa por volver con Laura. jajajaja. Un final me espera.
Ahora voy a responder a la pregunta que me hizo Esther: ¿Has llorado alguna vez con un libro? ¿Cuál?
En realidad son dos preguntas, pero comprendo que si sólo se dice que sí, la respuesta es demasiado escueta.
Pues sí. más de una y más de dos. Es que soy muuy sensible y la primera vez que lloré con un libro fue a los 13 cuando leí La llamada de la Selva de Jack London. El final me emocionó de tal manera que no pude contener las lágrimas.
Otro fue a los 15 o 16 Pregúntale a Alicia.  Su autora era la tal Alicia, pero no me acuerdo del apellido. Era un diario de una adolescente que huyó de casa y se enganchó a la droga y murió por su causa. Me lo leí de una sentada en una tarde. Me impresionó muchísimo la historia real de aquella chica.
Otro, que recuerdo, ya a los 25, fue  Caballo de Troya 1. El martirio y la pasión de Jesús contados de la mano de este genial escritor que es J.J. Benítez y en  la forma en que lo relata, me llegaron profundamente al alma y no pude contener unas lágrimas y unas reflexiones también, pero no vienen al caso. 
Y bueno... he de reconocer que también se me saltaron las lagrimillas con uno mío... ¿Por qué no? Se llama Destino Crucial y en esa novela te encuentras unos capítulos sobre  el atentado atroz del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York. Para mí realizarlo y plasmarlo supuso ya un trance de sufrimiento, pero me sorprendí a mí misma con esas lágrimas de sentimiento cuando leí lo que había escrito, la verdad, no me lo esperaba. Considero a esa novela mi obra maestra (de momento). ¡Nunca digas nunca! Y si puedo superarme a mi misma no dudéis en que lo haré.
Bien, ya creo que la respuesta ha sido completa y sincera. 
Ahora le toca el turno a mi pregunta:
¿Qué tres cosas harías si llegaras a ser un escrit@r famoso?
Bien, y por último se lo otorgo a:
Espero que todos se sientan felices.


PREMIO SUNSHINE AWARD


Llega desde Lima, Perú. otorgado por una seguidora de mi historia llamada María. cuyo blog http://retoqueyalgomas.blogspot.com/ os invito a visitar.
con gusto lo otorgo a los siguientes blogs que son auténticos "sunshines"

P:S. Mañana subiré otro más a ver si puede ser más de uno, 
pero prometo tener todos subidos antes de la próxima entrada.

Que las hadas y musas elijan un capítulo para ti. Con suerte te quedas a compartir esta aventura.


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